viernes, 1 de marzo de 2013

Felicidad abrumadora.

Tu mirada cruzándose con la mía tiene esa dulzura característica que, sin palabras, me lo dice todo. 
A centímetros de tu boca. Desear y sonreír al mismo tiempo. No se me ocurre mejor conexión que esa.
Perdernos en un beso. Frenar el tiempo, el mundo; volver insignificante cualquier distancia. 
Me veo sobre vos, abrazándote, sonriendo en silencio. Sobran las palabras.
Respiro conteniendo el aire, como si pudiera guardarme el tiempo en el pecho. Por un rato, al menos. Volver eterno ese momento en el que ya no importa nada mas, que se caiga el mundo a pedazos, vamos.

De a ratos cierro los ojos y estamos acá, juntos otra vez. Y yo estoy ahí, de nuevo, volviendo a nacer en ese abrazo con el que te metiste dentro mío para siempre.

El dulce placer que me da tenerte, debería ser pecado.